viernes, 19 de diciembre de 2008

Fuga Negra (año 2002)

(Hablar–Cantar = Rap)

Entrecruzamientos entre el Rap y la filosofía de Gilles Deleuze

“¿Qué te pasa, no te avivaste de tu mente?/¿Qué te pasa, estás perdido entre la gente?/¡Corre por nacer, tu vida se creará otra vez!” (Geo Ramma, tema: “Tragedia”)

“Oro en tu alma. Oro en el pecho.” El rapper lleva esa insignia en su cuerpo como signo de su valor interno y rasgo externo. ¿Oro falso, oro verdadero? Efecto oro. No hay un exhibicionismo o lucimiento personal. Por el contrario, hablan de “no me importa tu dinero ni tu clase social”. Es más bien una clase-multiplicidad espiritual. Se reconocen por un determinado conjunto de señas, gestos, actitudes de cuerpo, modos de saludos que hace un rapper y lo hacen a él. La manera de caminar distingue a un rapper de otro. Hay cierta elegancia animal allí. -¿Qué elegancia no es un devenir animal?- Filos y sinuosidades que luego se continúan en su danza. Esos giros, esas quebraduras. Todo un atentado contra los centros de gravedad: Ahora es la cabeza el pie que hace rotar al bailarín: cabeza-pie, cuerpo sin organización. Hay una disociación continua, mejor dicho una perfecta armonía-discontinua; no sólo del movimiento que lleva la música con el del que la baila, sino también, en el propio cuerpo del danzarín.

Es Rap, ni más ni menos, el acontecimiento de todo lo que pasa en esas calles del Bronx, Harlem: lo discontinuo, los arrebatos, paredes escritas y tatuajes en la piel, los extranjeros en su propia tierra, los idiomas extraños para una lengua dominante como el inglés: chicano, orientalenglish, cubano-spanenglish, etc. Las mafias, los vagabundeos, los gatos, las ratas y monos, los charcos, las roturas, los nomadismos, los pequeños acontecimientos afectivos de situaciones cotidianas que sobresaltan a cualquier paseante desprevenido. De todo esto sobresale una lengua absolutamente sacada de sus goznes y coordenadas oficiales, voz sin ejes, voz contra-poder, rap. Una voz que quiebra la voz dominante...

Va de nuevo: Rap = Hablar-Cantar

Ni hablar, ni cantar, sino rapear. Puro devenir de la voz que habla y que canta al mismo tiempo. Rap, devenir minoritario. Creado por la minoría negra de EE.UU. Cuando un blanco hace rap qué hace sino volverse negro. Devenir negro. Devenir chico-bestia. Beastie Boys: Rap, Budismo-Zen, Humor Absurdo, Política, - devenires extraños para una banda famosa -.

Los blancos-negros siempre nos han gustado mucho más que los negros-blancos. En realidad, estos segundos no nos convencen en lo más mínimo. Nada peor que un Michael Jackson queriendo “parecer” blanco (o blanca, es lo mismo). En un blanco es siempre un halago: “canta como un negro” (Tom Waits, David Bowie, Mick Jagger). En un negro, ser como un blanco es siempre un síntoma de decadencia, de estupidización, al menos de mercantilismo. De querer “Ser-Como-La-Mayoría”. Es quien dice “yo amo a todo el mundo”, triste amor este, amor barato y pueril. ¡¡Ámenme que yo los quiero a todos!!, grita el tramposo, sea negro o blanco.

Arthur Rimbaud dice: ”- Yo quiero ser negro.” Y automáticamente está trazando una línea de fuga. Línea de fuga para la lengua francesa y sus ansias de dominación de la cultura mundial de esa época. ¿Qué es la poesía de Rimbaud y sus escritos sino un rap? “- Que no se sepa nunca si es batalla o danza”, ¿esto lo dice un francés del siglo XlX o un habitante de Harlem, un rapper? Ser un negro: devenir negro, que hasta los negros deben atravesar. Siempre está el peligro de convertirse en monos de feria, repetidores eternos de un mismo número, que agrada y simpatiza siempre igual, al resto del mundo. La famosa mueca de Louis Armstrong cantando para los ejércitos de EE.UU., es ni más ni menos que “si, me burlo de ustedes y me puedo burlar de mi mismo”. Rap también es eso.

Vídeo-Clip: El rap prefiere estas imágenes: autos que saltan con sus patas-ruedas delanteras de caballo, cámaras filmando siempre al ras del piso, como si no fuera posible filmar de otra manera a un rapero. Rapper-mono, zorro, siempre semi-agachado, bamboleándose, mirándonos de golpe con furia y de golpe riéndosenos en la cara, como sólo un animal se atreve a hacerlo. Grabadores portátiles apoyados en el hombro y pegados al oído. Música nómade. Oyente nómade. No hay un lugar único donde oír y hacer rap, es caminando, quieto en una esquina, en un parque, en la calle, siempre en un afuera. El oído, la oreja es ya la música misma sin intermediarios. Beckett dirá: “- lo digo como lo oigo”, Beckett, otro extranjero en su propia lengua.
Por eso es mentira que es simple el rap. Junto a ese compás de 4 x 4, en su base está la orquesta de la ciudad, orquesta-tránsito. Es como una composición de Edgar Varesse, el genial compositor contemporáneo: bocinas, chirridos, gritos de desconocidos, de animales, de desesperados, de amantes y enemigos. “- Salvados-perdidos.”

Es imposible oír rap en el living de nuestra casa sin poner a todo nuestro cuerpo en esa escucha. Tomalo o dejalo. Si no va el cuerpo no va el rap. Es entonces, cuando aparece el cuerpo, que estamos conectando con lo que el rap tiene de popular. Es una conexión irracional, intensa; devenir popular: soy un pueblo y hay un pueblo en mí – vuelve otra vez Rimbaud a rapear: “- Yo soy otro”, creo un pueblo, creo un cuerpo. Una buena razón para creer en el Rap: nos hace creer en el cuerpo. El tambor que suena sin parar, minimalmente, es el latido del corazón de esas almas, la voz rapeando es la de las otras voces que están en un devenir “absoluto”.

Sabemos de los peligros que conlleva esta línea de fuga–rap: luchas a muerte entre bandas, monopolios, venganzas fatales, pero ahora no tenemos tiempo de hablar sobre esto. Sólo diremos que el rap atraviesa los peligros de todos los movimientos artísticos (que siempre son sociales y políticos), en él esos peligros son de índole tribal-pasional, peligros que surgen cuando surgen las organizaciones del tipo mafia. Podemos recordar estremecidos a la Mafia-Breton-Surrealismo contra la Tribu-Artaud-Intensivo... Es propio del carácter del rap: tomame o dejame, te amo te odio.

Cuando Miles Davis conoce el rap, ve dentro de si un límite, lo oye mejor dicho y decide atravesarlo. Considera al rap la música del futuro. Se acabó el jazz dice por un momento, entonces: “DooBop”, una nueva música Bop. A seguir esa línea, a fugarse por entero, a arriesgar lo poco que le queda de vida en este nuevo devenir, sus últimos soplidos. Devenir Davis del rap, devenir rap de Davis. Él, que siempre arriesgó una nueva tirada de dados; parece emblemático que su último disco sea de rap. Hecho mano a mano con un rapper, Easy Moo Be. Lo antiguo, el jazz, y el futuro, el rap, en una misma línea.
Siempre habrá un nuevo apodo para un nuevo rapper. ¿Qué apodo se hubiera ganado Davis entre los rappers de haber seguido vivo? ¿Trumpet Air, Old Hot Blue? Siempre tienen uno. Nombres que designan una intensidad, que es quien los crea. Nombres que provienen de un afuera-calle-caótico y no de un interior-familia-institución. Apodos: Snoopy Dogui Dog, Coolio, Ice T, T-Pac, Dr.John, Prince. Siglas, R.D.C. Especies de contraseñas para unas bandas que conocen sus secretos y exprimen la expresión más pura de ellos. Nombres que derriban las asignaciones institucionalizadas. B.I.G. Existe el caso del rapper que se elimina el nombre para hacer ahora de sí un puro símbolo, y ser llamado así, extrañamente, “símbolo”, sin remitir a ningún nombre.
Puro nomadismo, marcas tribales, devenires indio para devenires negro. Pocas letras tan políticas. Pocas voces tan rítmicas. Lo que pedían los músicos cultos del uso de la voz (Schoemberg, Messiaen, Berg) lo encuentra el rap con toda naturalidad. Hablar-cantar. Devenir urbe. Devenir la gran urbe. Devenir siglo XXI. Devenir negro, devenir animal, devenir música. Ser un nómade en su propia tierra. Fugarse sin moverse del lugar. Aligerar la Tierra, darle nuevos ritmos, ahí está la clave de la vida. Rapear del pensamiento, del cuerpo, de la sensación. Pura voz. Sí, siempre hay muchas voces en una voz. Una voz que es ella misma un contralenguaje, un puro acontecimiento sonoro. Voz-clamor. ¿Qué gran poeta no rapea sus poemas cuando los recita? ¿Escucharon a Dylan Thomas, a Henri Michaux? ¡¿Y a Artaud?! ¡Cómo rapean!

“Solo lo que sigo lo hago sin sentido, sólo lo que sigo no tiene motivo” (Geo Ramma)

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